Llega el principio del fin de la era del carbón; en México falta más trabajo

Mar, 8 Nov 2016
  • Estación de gasolina (Foto: pixabay.com)
Por: 
Dr. Alfredo Sandoval Villalbazo, coordinador del Servicio Departamental de Física del Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)

El mundo está respondiendo de manera decidida ante el grave problema del calentamiento global. Sumada a la entrada en vigor de los acuerdos de París para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) ha anunciado avances nunca antes vistos con relación a la producción mundial de electricidad sin hacer uso del carbón (nota al pie 1).

Durante décadas, el uso de carbón para evaporar agua y elevar su presión para producir electricidad por inducción ha predominado en la mayoría de los países. El costo ecológico de este proceso ha sido muy alto, al punto de hacer indispensable el uso de técnicas alternativas para producir la electricidad necesaria para las actividades humanas contemporáneas.

De acuerdo a los datos anunciados por la IEA el pasado 25 de octubre, el avance del uso de técnicas basadas en el aprovechamiento del sol y el viento permite vislumbrar el inicio de una nueva era en la producción de electricidad a nivel global. 

En el año 2015 se rompieron prácticamente todas las marcas existentes respecto de la producción de energía por medio de fuentes renovables: 63 mil millones de watts (63 GW) fueron producidos por medio de energía eólica (viento), mientras que 49 mil millones de watts (49 GW) fueron generados a partir de celdas solares fotovoltaicas (energía solar).

Cerca de medio millón de paneles solares fueron instalados diariamente en el planeta, y en China dos turbinas de viento fueron instaladas cada hora. Asimismo, los costos de instalación de estos tipos de energía bajarán entre un 15 y un 25 por ciento durante los próximos cinco años.

La forma en la que las naciones producen su energía es muy variada (nota al pie 2). Países como Suecia dependen en muy poca medida del uso de las  fuentes no renovables carbón-petróleo-gas. Menos del 2% de la energía producida por dicho país en el año 2014 provino de plantas termoeléctricas accionadas por estos combustibles fósiles.

En contraste, 7.3% de la energía sueca provino de la conversión a electricidad de los vientos y casi el 6% se produjo utilizando de material de desecho (basura orgánica).  Debido a sus condiciones geográficas, Suecia produce menos del 0.05% de su energía haciendo uso de celdas solares fotovoltaicas.

La combinación carbón-petróleo-gas representó más de la mitad del total de energía eléctrica producida en el año 2014 en Alemania. En dicho país la producción correspondiente a energía solar fotovoltaica aumentó espectacularmente en el periodo 1998-2014, pasando de 35 GW-Hora (0.062% del total en 1998) hasta 36056 GW-Hora (5.74% del total en 2014). 

La producción de energía eléctrica a través de la energía solar aumentó más de mil veces en Alemania en un lapso de 16 años. El desarrollo de la ciencia de materiales ha sido decisivo para aumentar la eficiencia de las celdas, así como para disminuir sus costos. Esto ha permitido abrir un nuevo frente en la lucha contra la emisión de gases de efecto invernadero a nivel global.

La situación en México es motivo de reflexión (nota al pie 3). A pesar de que las condiciones geográficas de nuestro país favorecen el uso de la energía solar, en el año 2006 se producían  únicamente 10 GW-H por medio de celdas fotovoltaicas. Ello representó menos del 0.01% del total en dicho año. En el lapso 2006-2014 la producción de electricidad por este medio aumentó en un  factor de 22.1.

Para el año 2014 la combinación no renovable carbono-petróleo-gas abarcó el 79% del total de producción de energía eléctrica; únicamente el 0.073% fue producto del uso de tecnología solar y 2.1% correspondió al aprovechamiento energía de los vientos.

Históricamente los Estados Unidos  han utilizado un esquema energético tradicional (carbón-petróleo-gas) para satisfacer sus requerimientos domésticos e industriales. Es evidente que este sistema ha influido a nuestro país, el cual es rico en hidrocarburos, durante décadas. A pesar de ello, el sistema científico y tecnológico estadounidense participa activamente en una revolución energética detonada por los problemas derivados de los efectos del cambio climático. Este entorno deberá incentivar la introducción de fuentes alternas de energía en toda América Latina en el corto plazo.

México se encuentra entre los 175 países firmantes del acuerdo de París, el cual busca disminuir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, combatir el aumento de la temperatura global y reducir los efectos del cambio climático. Dentro del acuerdo se contempla aplicar rápidas reducciones basadas en los mejores criterios científicos disponibles.

En el marco de esta importante iniciativa, los esfuerzos a nivel mundial comienzan a dar resultados esperanzadores. Será responsabilidad de cada uno de los países participantes emprender nuevas acciones que garanticen  la viabilidad de la vida en planeta para las próximas generaciones.

1 D. Kramer, “Worldwide renewable electricity generation is surging”, Physics Today News Daily Edition, Nov 2nd, 2016.
2 Un panorama completo de la producción de energía por país en las décadas recientes es proporcionado de manera pública por la IEA a través de la dirección electrónica:
https://www.iea.org/statistics/statisticssearch/report/
3 Los datos relativos a México publicados por la IEA pueden consultarse en la dirección electrónica:
https://www.iea.org/statistics/statisticssearch/report/?year=2014&country=MEXICO&product=ElectricityandHeat

 

prl/ICM

 

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