Teresa Forcades imparte seminario de teología, en la IBERO

Mar, 21 Ago 2018
El evento fue convocado por la ‘Cátedra de Teología Feminista’ y como parte de las actividades del diplomado ‘Enfoque feminista de la teología cristiana’
  • Madre Teresa Forcades i Vila.
  • María Andrea González, Teresa Forcades y Marisa Noriega.
  • El Padre Gerardo Cortés presentando a la Madre Teresa Forcades.

La reconocida teóloga catalana Teresa Forcades i Vila, monja benedictina, impartió en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México el seminario ‘La noción de persona en la teología trinitaria clásica y su relación con la noción moderna de libertad como autodeterminación’, convocado por la 'Cátedra de Teología Feminista' de esta institución educativa.

Previo al inicio del curso, Forcades concedió una entrevista  en la que definió algunos de los conceptos clave que también abordaría con las y los alumnos de la Cátedra, en esta nueva visita que hizo a la IBERO -a la que anteriormente acudió en 2016-, Universidad de la cual forma parte, a partir de este 2018, en calidad de consejera técnica externa del Doctorado en Estudios Críticos de Género.

Madre Forcades, ¿quién es la Trinidad hoy en día?
Tenemos lo que se llama la doxología (alabanza a Dios), que es esa expresión que dice: ‘desde siempre’. La Trinidad hoy en día va a ser pues la que ha sido siempre; pero desde siempre en la Trinidad existe esa capacidad de hacer participar al ser humano de su misma vida divina. 

Eso en el inicio del cristianismo se llamaba teiosis (en griego: divinización). Y no significa algo que sigue manteniendo las distancias entre Dios y la persona, sino algo que no somos capaces de comprender, pero que es esa afirmación de fe donde Jesús nos dice: ‘soy Yo mismo quien vive en ti’. Eso, creo, nos lo debemos tomar al pie de la letra aunque no podamos explicarlo; qué significa dejar que sea Cristo quien viva en mí y qué significa entender eso como la incorporación a la vida trinitaria.

Abunda Forcades, que en el Evangelio de Juan, Capítulo 17 -quizá uno de los más breves de todo el Nuevo Testamento-, aparece la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, antes de que le detengan y empiece su pasión. En esa breve oración, por cuatro veces dice Jesús: ‘para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado’.

Y explica la benedictina, que lo más excelso y santo en la comprensión de la Trinidad es la unidad de la Trinidad. Y va Jesús pidiendo por cuatro veces que eso lo vivamos, no lo entendamos, que lo vivamos nosotros, que estemos juntos, así como el Padre y el Hijo están juntos. Esto yo creo que es extraordinario, y bueno, me parece lo más interesante para profundizar hoy, qué significa eso.

¿Qué es ser persona en el mundo contemporáneo?
Esta noción la utilizamos hoy en día como una de lenguaje popular. Todo el mundo la utiliza, pero no en un contexto teológico. Por ejemplo, los padres dicen a sus hijos: ‘sé más persona’; y con eso quieren decir ‘pórtate bien’. También hablamos de la realización personal y del crecimiento personal, en todo tipo de ámbitos; mas no explícitamente teológicos, ni religiosos, ni de fe. 

Ahora bien, esa palabra, ese concepto de persona, el concepto más que la palabra, de hecho se origina en los debates trinitarios del siglo IV. La palabra existía antes en el mundo romano; hablamos de la palabra latina ‘persona’, que existía pero tenía un significado que es paralelo en lo que hoy en día encontramos en las obras de teatro cuando abres la cubierta (del programa) y te aparece en la primera página un elenco de los personajes, que a veces hoy en día tienen el título en latín de dramatis personae

Pero en el siglo XXI es muy distinto un personaje que una persona, es casi lo contario. El personaje es el rol para afuera, puede ser incluso la máscara, la presentación social; y lo que nos interesa es la persona, que es lo auténtico. 

Esa distinción entre personaje y persona se gesta en la cultura occidental en los debates trinitarios del siglo IV, por tanto, ahí es cuando esa noción de interioridad se desarrolla en paralelo con mi relacionalidad y emerge de ahí una noción de persona que no opone la relacionalidad a la interioridad, sino que ve a ambas apuntalándose la una a la otra, ambas como las dimensiones de aquello que me constituye, sin que una preceda a la otra.

No es que yo primero soy en mí misma y luego me comunico a los demás o me relaciono con los demás. Pero tampoco es que yo primero me relaciono y luego soy; sino que es una cosa simultánea y por eso es imagen de la Trinidad.

En respuesta a qué es libertad, la doctora Forcades mencionó que libertad es también una noción, y podría decirse que es la rotura de la cadena causal en un mundo material que funciona por automatismo. Por ejemplo, una roca que se deja sin apoyo, por su peso, va a caer; eso es automatismo, es algo mecánico.

Pero también parece que en el mundo material hay algo que llamamos probabilidad. En el Principio de incertidumbre de Heisenberg hay una indeterminación, por tanto, no es sólo mecanicismo ciego; hay un mecanicismo ciego, y luego está la probabilidad, las cosas que tampoco se pueden prever, porque pueden ser de una forma o de otra. 

Por ejemplo, si tú hierves el agua que está en un recipiente perfectamente liso, una molécula de esa agua va a empezar a hervir primero, pero cuál; eso no lo puede predecir la ciencia. Por tanto, no es sólo predictibilidad, también hay lo que en inglés llaman random (aleatorio), probabilidad en la naturaleza. 

Pero lo que es la libertad es otra cosa. No es parte de una cadena causal, pero tampoco es la arbitrariedad. Para mí la libertad solamente se concibe en el amor, es decir, que la libertad es decirle que sí a Dios, y no hay otra libertad. Y decírselo desde esa capacidad de hacerlo, que es única y nadie lo puede hacer por ti, esa es la libertad; que tú puedas decir que sí al amor, que tú puedas decir que sí a eso que tú ya eres, que es capacidad de apertura al otro.

Eso tiene mil modulaciones, mil maneras de decirse, cada persona tiene la propia, cada uno tiene que actualizar eso cada día de forma distinta. Pero siempre que yo hago eso, y diríamos, me actualizo en mi capacidad de amar, yo estoy siendo libre; y cuando no lo hago, es porque tengo miedo y tengo miedo de quedar mal, de ser herida, de no ser comprendida, eso también tiene mil modulaciones. Pero básicamente la libertad es el acto de amor.

Finalmente Madre, podría decirnos, ¿cómo funcionan actualmente las relaciones entre los seres humanos?
¡Vaya pregunta!; cómo funcionan actualmente las relaciones entre los seres humanos. Bueno, pues por suerte, variadamente. 

Por variadamente me refiero que no se puede generalizar desde un punto de vista absoluto y decir: hay una comercialización entre las personas; aunque obviamente existe eso, porque tenemos un contexto social en el cual sabemos que hay muchas relaciones de explotación, muchas relaciones de instrumentalización, de utilizar a la otra persona.

Pero es en el seno de esta misma sociedad en el cual se ha desarrollado la noción de derechos humanos, por ejemplo, la aceptación de personas homosexuales, que en el pasado sufrían un rechazo mucho más agudo; o se ha desarrollado un espacio para las mujeres, que quizá tenían más reducido en culturas ancestrales.
Por tanto, yo soy incapaz de juzgar cómo se relacionan las personas; pero sí soy capaz de decir, ahí donde me parece que hay injusticia, pues que mi actuación ayude a que eso mejore, si puede ser.

Antes de impartir el seminario ‘La noción de persona en la teología trinitaria clásica y su relación con la noción moderna de libertad como autodeterminación’, la doctora Teresa Forcades i Vila fue presentada por el Padre Gerardo Cortés Padilla, director del Departamento de Ciencias Religiosas de la IBERO. 

El seminario se enmarcó en el contexto de las actividades del diplomado ‘Enfoque feminista de la teología cristiana’ -que imparte la Dirección de Educación Continua de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México- , que coordina María Andrea González, y cuya Secretaría Técnica lleva Marisa Noriega.

*Las cursivas representan la voz del autor.

Texto y fotos: PEDRO RENDÓN/ICM

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