Frente al gobierno de Trump: Un nuevo proyecto de desarrollo comunidades de las universidades que conforman la UDUAL

La historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América ha estado teñida de claroscuros. Sin embargo, las décadas recientes se han caracterizado por un incremento considerable en el intercambio de conocimientos, bienes, servicios y una mayor colaboración en todos los ámbitos de la vida cotidiana entre dos pueblos unidos también por la geografía. Es indudable que esa cercana relación ha favorecido notablemente a ambos países.

En México, entre otros aspectos relevantes, hemos experimentado un mayor desarrollo en la educación superior, con el consecuente impacto positivo en la vida del país. Cada vez más estudiantes mexicanos cursan posgrados en instituciones de los Estados Unidos y nuestras universidades, públicas y privadas, comparten programas académicos y de investigación con sus contrapartes norteamericanas de manera habitual.

Lamentablemente, el arribo a la presidencia de los Estados Unidos de un personaje que utilizó tendenciosamente a México como eje de su campaña electoral y al que culpó de muchos de los males de su país, hoy constituye una amenaza no sólo para lo logrado respecto a la integración de nuestros pueblos, sino que también atenta contra principios básicos en materia de derechos humanos y de libertad de expresión. Al explotar viejos prejuicios nacionalistas que se creía estaban superados, comienza a erosionar los principios de convivencia y cooperación entre países vednos y amigos.

Donald Trump es hostil a México. En el curso de su campaña electoral usó a nuestro país culpándolo de la pérdida de empleos manufactureros, señalando que los migrantes mexicanos son delincuentes, anunciando la construcción de un muro, en suma, haciéndonos culpables de los problemas de Estados Unidos. Sabíamos que al tomar posesión de la presidencia se iniciaría una campaña en diversos frentes contra México. No había incertidumbre. Sus primeros días en el gobierno estadunidense han confirmado que atenta ya contra nuestros derechos y viola los principios de convivencia y cooperación entre países vecinos.

Distintas voces se han expresado advirtiendo del peligroso gobierno estadunidense. Se ha llamado a la unidad nacional, a través del planteo de un gran acuerdo que reúna a todos las representaciones políticas, económicas y sociales, a las fuerzas políticas, a los universitarios y, en general, a todos los ciudadanos. Pensamos que, en efecto, la unidad nacional en una grave coyuntura es indispensable. Lograrla, sin embargo, demanda necesariamente reconocer nuestras contradicciones y reorientar el rumbo que la Nación ha tomado desde hace ya más de tres décadas. Reconocer que la organización de la gente es prioritaria. Debemos impulsar que en la construcción de un México fuerte atendamos las razones, propuestas y proyectos de transformación social de quienes más lo necesitan.

Necesitamos un país fuerte, con capacidad para enfrentar las medidas que lomará el gobierno de Trump. Fortalecerlo obliga a iniciar acciones que respondan a los desafíos inmediatos y que atiendan también el reclamo de un desarrollo sustentable.

Entre los desafíos Inmediatos que habrá que atender está la defensa de nuestros compatriotas, para lo que conviene forjar alianzas con los gobiernos locales de aquel país de clara orientación de apoyo a los migrantes, así como con los gobiernos centroamericanos que se verán igualmente afectados. Junto con esto se requiere un programa emergente de apoyo al empleo en las regiones que lo demanden, así como programas de reconocimiento de estudios en todos los niveles escolares para los jóvenes que se vean obligados a regresar a México. La inversión pública, para estos propósitos, será indispensable, apoyando la ampliación y modernización de la infraestructura nacional.

El nuevo rumbo que debemos tomar debe colocar en el centro la defensa de los mexicanos en condiciones de pobreza, mitigada en parte por las remesas que les enviaban sus familiares y que Trump ha amenazado con gravar de algún modo. Sin redistribuir el ingreso a favor de los que menos tienen será difícil contar con un país capaz de enfrentar el desafío marcado por el fin de la globalización neoliberal. Es indispensable reconocer que, como se había demostrado ya y ahora se ratifica descarnadamente, el mercado externo no tiene suficiente para dinamizar y expandir la capacidad de crecimiento de la economía mexicana. Dinamizar el mercado interno, redistribuyendo el ingreso, exige modificar drásticamente la política económica, dejando de priorizar los equilibrios de precios y de finanzas públicas.

No hay tiempo que perder esperando a que Trump reconsidere. No lo hará. Somos nosotros los que tenemos que actuar juntos. Universitarios de este país, responsables de la conducción de las instituciones de educación superior convocamos a que de inmediato iniciemos una reflexión plural, responsable y rigurosa que lleve a un plan de acción como el que hemos sugerido. Nuestras instituciones están I abiertas para auspiciar esta importante reflexión. En esta reflexión contamos con muchas instituciones de educación superior y asociaciones universitarias estadounidenses.

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