Experto IBERO: ¿Realmente estamos comiendo peces de plástico?

Mar, 18 Abr 2017
O "Hasta que las PBT’s nos alacancen PBT’s: sustancias persistentes bioacumulativas y tóxicas"
  • " La ingesta de peces de plástico en nuestras comidas parece ser un sombrío panorama que aún no nos alcanza". Foto/ elcomercio.pe
Por: 
Dr. Mario Grimau, profesor de asignatura del Departamento de Física y Matemáticas

“En México comemos peces de plástico: José Sarukhán en la IBERO”

Esta afirmación “anecdótica” por estar fuera del contexto de la magistral presentación del Dr. Sarukhán sobre diversidad biológica, genética y cultural de México, y un tanto exagerada (en palabras del mismo ilustre conferencista) sobre alimentarnos con peces de plástico, creo que fue olvidada rápidamente; excepto por algunos que debían conocer algo de “ingeniería” de plásticos; sin ser necesariamente expertos en ecología marina, ni en cadenas alimenticias.

En este contexto, la posibilidad de una contaminación por desechos plásticos de los peces mexicanos, parece un tanto alejada de la realidad, considerando los grandes y muchas veces infructuosos esfuerzos realizados por la industria de plásticos a nivel mundial, a fin de conseguir plásticos biodegradables, bioabsorbibles y/o bioasimilables. Esta dificultad está asociada a la limitada afinidad fisicoquímica (solubilidad, reactividad) de los polímeros con los sistemas metabólicos naturales. Por lo tanto, y felizmente para nosotros y los peces, por el momento la ingesta de peces de plástico en nuestras comidas parece ser un sombrío panorama que aún no nos alcanza. Esto último es especialmente cierto para la gran mayoría de plásticos que actualmente se encuentran en forma de contaminación en la generalidad de las fuentes de agua natural, especialmente en los océanos.

En una aproximación a priori un tanto simplista, es de esperar que, sí los polímeros entran dentro de la cadena alimenticia de los peces, y por consecuencia en la nuestra, estos materiales deberían en principio ser asimilados por los sistemas enzimáticos de la fauna y/o la flora acuática. Este último hecho aún no ha sido demostrado. En efecto, al tratarse de materiales que no son naturalmente biodegradables, de ser ingeridos o absorbidos por los organismos marinos difícilmente serán asimilados. Es así que eventualmente de ser ingeridos, los plásticos serán expulsados sin entrar a interaccionar a nivel molecular dentro del sistema digestivo.

Entender la complejidad de este proceso no es un tema sencillo; al igual que la mayoría de los temas que ponen a antípodas la sustentabilidad planetaria y de las especies que en el habitan con respecto a la industria moderna de productos de alto consumo, así como el manejo de los correspondientes residuos. Sin embargo, como una obligación de origen, como Universidad tenemos el deber de buscar las mejores respuestas y debemos informar de manera apropiada. Igualmente, cuando sea posible generar respuestas a todas estas interrogantes que son cada vez más urgentes para una sociedad en constante mutación y sometida cada vez más a una importante tensión con respecto a sus hábitos de consumo. En este caso en particular, se trata exactamente de entender la extensión y los efectos a mediano y largo plazo de la interacción entre la biota marina (vertebrados, invertebrados y especies vegetales) y la creciente, compleja y muy variada polución macromolecular de origen artificial, i.e., los polímeros sintéticos.

Dentro de este extenso tema, que no es un asunto nuevo, su estudio de forma sistemática sólo ha comenzado en los últimos años, generando un volumen importante de investigación científica pertinente sobre el mismo. Vale decir, es recién que estamos comenzando a entender este complejo tema. De esto queda evidencia en el último reporte de la auditoría sobre el impacto ambiental de los microplásticos efectuado por la Casa de los Comunes del Parlamento Británico, para el periodo 2016-2017. En este reporte se indica claramente que, a pesar de los peligros potenciales de esta forma de contaminación, se trata de un tema nuevo que está en etapa de investigación, por lo tanto, sujeto de mucha incertidumbre.

En particular, en las conclusiones y recomendaciones de este reporte se indica que: “Existe poca evidencia sobre los impactos potenciales de la contaminación de los microplásticos en la salud humana. Las evidencias que existen, sugieren que la exposición dietética probablemente sea baja. Por lo tanto, se recomienda promover la investigación en esta área, como algo evidentemente necesario. El gobierno debería establecer un calendario dentro del cual publicará una evaluación de los posibles impactos y las medidas que tenga como respuesta”. Aparte de esta opinión oficial de un gobierno de un país del primer mundo –el país de los fish & chips-, la evidencia científica, aunque limitada, es suficiente como para definir el “estado del arte” en este tema. Entonces, qué sabemos con certeza en la actualidad:

• El tamaño y la afinidad de las macromoléculas: Los polímeros o macromoléculas, la base molecular de los objetos de plástico, son moléculas gigantes por su longitud en comparación a moléculas convencionales. El agua, por ejemplo, o el dióxido de carbono son moléculas que tienen tres átomos enlazados químicamente. Un polímero convencional puede tener de miles a millones de átomos enlazados, formando una molécula en forma de cadena. Esto último es uno de los factores más importantes que limita la posibilidad de interactuar de los plásticos con sustancias de bajo peso molecular, como las enzimas del sistema metabólico, por ejemplo. Adicionalmente, la reactividad natural de plásticos más comunes es en general baja, esto es diferente para plásticos de uso más específico. Pero de nuevo y felizmente, la fuente mayoritaria de la contaminación marina corresponde a los plásticos menos reactivos, el polietileno y el polipropileno.

• Microplásticos más que plásticos: La mayor parte de la polución de origen en polímeros sintéticos, debido principalmente a procesos de degradación mecánica y sólo parcialmente a fotodegradación, se encuentra bajo la forma de microplásticos (de 1 a 10 mm o de 1 a 5 mm) y no piezas de plástico de tamaño macroscópico o mesoscópico (aunque algunas publicaciones sugieren la presencia de contaminación macromolecular en este último rango). Esta disminución de tamaño, sin embargo, no significa una disminución del tamaño de estas moléculas gigantes. La mayor parte de esta contaminación está repartida de forma diferenciada entre la superficie marina (densidad < 1.05 g/ml) y a nivel variable como sedimentos en los lechos marinos. Los plásticos capaces de flotar, la gran mayoría de la contaminación acuática, corresponden a los distintos tipos de polietilenos y polipropilenos. El resto, una fracción menor, se encuentra sumergida y corresponde en su gran mayoría a policloruros de vinilo, poliamidas (nylons), poliésteres y poliestirenos (excepto en forma de Unicell, que sí flota). Esta gran variedad de materiales está sujeta a niveles y ambientes variables de degradación, y su interacción bioquímica y física con la biota marina también es diferenciada.

• Quienes interactúan con la contaminación de microplásticos: La mayoría de la biota marina interactúa con los microplásticos incluyendo aves, peces, tortugas, mamíferos, invertebrados y algunas algas. Las repercusiones biológicas dependen del tamaño de los microplásticos encontrados; con tamaños más pequeños, los efectos sobre los organismos a nivel celularserán mayores. En la gama de las micras (1 µm = 0,000001 m = 1 × 10-6 m), los plásticos se ingieren y se excretan (egestan) fácilmente, mientras que los plásticos de tamaño nanométrico pueden pasar a través de las membranas celulares (aunque esto es válido para casi cualquier sustancia nanométrica). A pesar de las preocupaciones planteadas por la ingestión; los efectos de la ingestión microplástica en las poblaciones naturales y las implicaciones sobre las redes alimenticias no se entienden aún. Sin el conocimiento de las tasas de retención y de ingestión de las poblaciones de campo, es difícil deducir las consecuencias ecológicas. Existe evidencia que sugiere que los microplásticos entran en las cadenas alimenticias y hay transferencia trófica entre depredadores y presas. En mediciones limitadas se ha determinado que en su mayoría lo que no es excretado se acumula en las vías digestivas y no en las paredes musculares.

• Y cuál es la toxicidad de los microplásticos: El agua del mar ya contiene numerosas micro y nanopartículas naturales (106-107 partículas por ml o 10-500 lg/l), la mayoría de ellos < 100 nm de tamaño. Los organismos que se alimentan por filtración en el océano que van desde los nano-zooplánctones hasta cetáceos barbados (misticetos), interactúan con los microplásticos sin ningún efecto nocivo aparente. Como no hay vías enzimáticas disponibles para descomponer los polímeros sintéticos en ninguno de estos organismos, durante las ingestiones de microplásticos no es posible que sean digeridos o absorbidos y por lo tanto deben ser bioinertes. Sin embargo, la ingestión de microplásticos por la microbiota presenta otros problemas aún no bien identificados.

• Y los peces mexicanos: En cuanto a la situación específica de los mares mexicanos y el estado de salud de nuestros peces, el CONACYT reporta a través de su agencia informativa en agosto de 2016 que, en Baja California, se dio inicio a la primera investigación sobre los efectos tóxicos y los daños que causan los microplásticos en las playas de México. Este estudio se está realizando por parte de investigadores del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), bajo la dirección de la Dra. Nancy Ramírez Álvarez, responsable del proyecto. Este es un proyecto de investigación que se encuentra en su fase inicial y aún no se reportan resultados del mismo.

En esta investigación deberán generarse mapas con la distribución espacial de los microplásticos y de los niveles de contaminantes orgánicos persistentes. Las observaciones generales de esta nota, resultado de una búsqueda bibliográfica que no pretende ser exhaustiva, apuntan en una dirección distinta a la que se desprende del comentario del Dr. Sarukhán.

En efecto, no existen evidencias suficientes con relación a la toxicidad de la contaminación de los plásticos en los sistemas acuáticos. Mas allá de querer establecer una controversia, es importante hacer notar que se trata de un campo de investigación que está comenzando; donde aún faltan muchas cosas por conocer. Como sociedad y especialmente como Universidad nos encontramos ante la disyuntiva de no promover verdades a medias y tratar de generar y divulgar conocimientos ante los nuevos problemas que el desarrollo y la ética nos plantean en este nuevo siglo. 

Esta nota se basa en las siguientes referencias bibliográficas:

1. The present and future of microplastic pollution in the marine environment (Review) J A. Ivar do Sul, M F. Costa Environmental Pollution 2014, 85, 352–364

2. Plastics and microplastics in the oceans: From emerging pollutants to emerged threat C G Avio, S Gorbi, F Regoli Marine Environmental Research Available online 17 May 2016

3. Microplastics in the Marine Environment, A L Andrady Marine Pollution Bulletin 2011, 62 1596–1605

4. Sampling, isolating and identifying microplastics ingested by fish and invertebrates (Critical Review) A. L. Lusher, N. A. Welden, P. Sobral and M. Cole Anal. Methods, 2017, 9, 1346-1360

5. ¿Qué daños causan los microplásticos en las playas de México? Karla Navarro, Ensenada, Baja California. Agencia Informativa CONACYT, 29 de agosto de 2016

6. Marine microplastic debris: a targeted plan for understanding and quantifying interactions with marine life (Review) J R Clark, M Cole, P K Lindeque, E Fileman, J Blackford, C Lewis, T M Lenton, TS Galloway Frontiers in Ecology and the Environment 2016, 14, 317–324

7. Environmental impact of microplastics, HC 179, Fourth Report of Session 2016–17, House of Commons Environmental Audit Committee, Published on 24 August 2016 by the authority of the House of Commons, London, UK.

 

 

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